El negocio de la industria de la desinformación y la responsabilidad de los medios

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La pandemia por COVID-19 provocó una crisis internacional no solo sanitaria y económica, sino también de desinformación, con la que personas y empresas se vieron beneficiadas por las llamadas fake news para ganar likes y obtener ganancias.

De acuerdo con la organización civil que investiga la tecnología digital, SocialTIC, comunicar información esencial sobre la COVID-19 y las medidas sanitarias ha sido clave para la adecuada gestión de la pandemia a nivel nacional y local, por esto es importante revisar el impacto de la desinformación durante los dos primeros años de la pandemia.

En mayo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) utilizó el término “infodemia” para describir la cantidad excesiva de información relacionada con el virus “en algunos casos correcta, en otros no, que dificulta que las personas encuentren fuentes confiables y orientación fidedigna cuando las necesitan”.

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Por esto, la OMS elaboró guías, recomendaciones y acciones con medios de comunicación internacionales y locales para fomentar la importancia de los mensajes, datos y políticas oficiales de salud y evitar que predominaran rumores, especulaciones o falsedades viralizadas por medios e influencers en medios y espacios digitales, señala SocialTIC.

Luis Ángel Hurtado Razo, profesor-investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), nos comentó que el impacto social de la industria de la desinformación en torno a la pandemia por COVID-19 ha sido “brutal” porque provocó que muchas personas no se vacunaran en todo el mundo, entre otras consecuencias.

Las narrativas falsas que se crearon en torno al COVID-19 “dan toda la razón empírica” para identificar que las personas que son antivacunas o conspiracionistas alimenten estas ideas, de acuerdo con el también especialista en el estudio de las redes sociales. 

En su opinión, el gobierno debe de tratar a la desinformación como un tema de salud pública debido al impacto social negativo que ha tenido y hacer políticas públicas en el sector educativo para darle a la sociedad las herramientas para que tenga la posibilidad de discernir entre la información real y la que es falsa. 

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La epidemia de la desinformación 

Hurtado Razo nos explicó que la industria de la desinformación es el conglomerado de personas que construyen informaciones, estudios, encuestas, videos e imágenes falsas o manipuladas. Esto conforma la desinformación digital, pues principalmente se distribuye en Internet y redes sociales. Y está diseñada para hacerse pasar por información verdadera con el objetivo de difundir un engaño y que este se considere verdadero, cuya intencionalidad es política y económica.

La automatización o las granjas de bots con las que se está “manipulando la opinión pública digital a partir de tendencias falsas”, también son parte de la industria de la desinformación.

La materia prima de la información falsa son los miedos, fobias, angustias y el sospechosismo. Así, las fake news apelan a las emociones para que en la inmediatez las personas se dejen llevar por sus emociones y compartan la información sin revisar su procedencia o las fuentes, indica el experto en “Fake news, la contra-agenda mediática durante las elecciones federales en México 2021”.

Es un negocio porque las personas y empresas que elaboran información falsa reciben ingresos económicos por la publicidad en sus páginas web y también por crear desinformación on demand (bajo demanda). Por ejemplo, diversas empresas o personajes políticos contratan estos servicios para dañar a adversarios, nos expuso en entrevista Luis Ángel Hurtado.

Esta industria opera bajo una lógica muy sofisticada, similar a la de cualquier espacio laboral que genera un producto que tiene una alta demanda de consumo. Por lo tanto, se actualiza constantemente para que siga siendo atractivo para un público, como explica el especialista.

La principal competencia de la industria de la desinformación son los medios de comunicación (prensa, radio y televisión), aunque estos también llegan a reproducir o compartir la información falsa, lo cual les afecta y se suma a la crisis de legitimidad que sufren hace décadas por haber estado al servicio del poder político.

Los portales digitales que crean información falsa -que prefirió no mencionar para no enriquecerlos más- tienen mayor impacto que los medios de comunicación convencionales, nos dijo. 

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Likes y ganancias

Una investigación del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) determinó que las noticias falsas son retuiteadas por las personas “70% más que las verdaderas” y el tiempo que tarda la información verdadera -en Twitter- en llegar a 1,500 personas es seis veces más lento que las noticias falsas.

Además, sus ingresos son bastante redituables. De acuerdo con el estudio “Noticias falsas, dinero real: plataformas de tecnología publicitaria, engaños con fines de lucro y el negocio del periodismo” tras la propagación viral de noticias falsas, previo a las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2016, se informó que algunas de las personas que publicaron dichas notas obtuvieron ingresos de 10,000 a 30,000 dólares por mes “en el apogeo de la popularidad de su trabajo”.

En México es difícil conocer con exactitud las ganancias totales de la industria de la desinformación. Es “incuantificable” porque muchos de los ingresos se manejan en la clandestinidad, aunque otra parte son recursos legales por publicidad, que puede ser de 5,000 hasta 400,000 pesos por cada anuncio en esos sitios web, indicó Luis Ángel Hurtado. 

En 2020, durante el primer año de la pandemia, México se ubicó en el segundo lugar en la elaboración y demanda de información falsa solo después de Turquía, como lo documentó el Instituto Reuters de la Universidad de Oxford, nos comentó el profesor que además colaboró en esa investigación.

También nos explicó que el auge de la industria de la desinformación ha sido posible debido a la preponderancia del Internet como fuente de información. En 2019, Internet superó a la televisión y se convirtió en el medio predilecto de las personas para informarse, puntualizó.

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Cobertura e información falsa sobre la emergencia por la COVID-19 

Luis Ángel Hurtado analizó 400 noticias falsas que se generaron durante el primer mes de la pandemia en México y encontró que las narrativas falsas más mencionadas fueron sobre las falsas curas, las acciones del gobierno, suplantar la información de la OMS, compras en tiendas departamentales, el origen y existencia del COVID-19, y datos y estadísticas de la propagación del virus -que incluso puso en riesgo al personal médico. 

Una de estas noticias falsas fue la que provocó que las personas compraran mucho papel higiénico. La historia fue creada por una empresa de papel higiénico en Nueva Zelanda que, ante el temor de que sus ventas cayeran debido al confinamiento obligatorio, contrató a una de estas empresas de la desinformación para difundir “la idea de que con el COVID necesitábamos papel higiénico”, relató el investigador. 

De acuerdo con el “Análisis de cobertura de medios COVID-19 en México, enero a junio de 2020”, elaborado por SocialTIC, muchos de los falsos tratamientos de información no tuvieron desmentidos o aclaraciones por parte de medios de comunicación o del gobierno. Y los que sí se hicieron no tuvieron el mismo alcance mediático que la información falsa. 

Asimismo, cada vez que se hace una nueva vacuna o medicamento aparecen noticias falsas sobre estos temas. Por ello, nos dijo el académico, está elaborando una investigación sobre la relación de la industria de la desinformación y la vacunación contra COVID-19. 

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Vacunar al periodismo contra la desinformación, responsabilidad de los medios

Varios países han elaborado normas legales para sancionar la difusión de las fake news, como lo analizó la asociación civil Artículo 19. Pero esto no ha contribuido a resolver el problema, porque algunos gobiernos emplearon “la censura, el arresto de personas y la aplicación de leyes represivas para abordar estos problemas y controlar las narrativas públicas sobre la crisis”, según la organización defensora de derechos humanos.

Sin embargo, los medios de comunicación y las redes sociales también deben contribuir a la lucha contra la desinformación. Una de las medidas que destaca el académico Luis Ángel Hurtado es la alfabetización mediática de quienes trabajan en el periodismo. Es decir, capacitar a los y las periodistas para que puedan identificar la desinformación y no la reproduzcan, además de verificar las fuentes.

“Debemos vacunar a nuestros periodistas en contra de la desinformación digital. Si logramos que los medios digitales y tradicionales erradiquen el virus de la desinformación lograremos un primer paso”, sostuvo finalmente. 

Algunos consejos que da la OMS a todas las personas para identificar la información errónea son: 

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