La guerra entre Israel y Hamás pone a prueba el derecho internacional

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Horrorizado por los abusos y violencia que presenció durante la segunda guerra de independencia italiana entre Austria y Francia y Cerdeña, en 1859, el empresario y filántropo suizo, Henry Dunant, plasmó los horrores de las batallas en el libro Recuerdo de Solferino.

El texto es la base fundacional de la Cruz Roja Internacional y puso sobre la mesa el debate de las reglas que debe haber incluso en las guerras. 

Dunant llamaba la atención sobre la ausencia en ambos bandos de personal médico para asistir a los heridos y la poca protección que tenían los escasos doctores y los más de 40 mil combatientes heridos, muchos de los cuales murieron en el campo de batalla.

En ese libro, el fundador de la Cruz Roja propuso la necesidad de establecer acuerdos para proteger a las personas que resultaran heridas producto de un conflicto entre naciones. Esta también es la base del Primer Convenio de Ginebra celebrado en 1864.

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Menos de 100 años después, luego de la Segunda Guerra Mundial se estableció el Convenio de Ginebra de 1949, uno de los tratados internacionales que marcan las pautas del derecho internacional humanitario en las guerras y que está siendo puesto a prueba con cada nueva ofensiva de Israel en la Franja de Gaza que afecta a alrededor de 2.3 millones de habitantes palestinos tras el ataque de Hamás que dejó 1,300 personas muertas y 199 secuestradas, lo que desencadenó este nuevo episodio de guerra.

Desde el 7 de octubre pasado, Israel tomó represalias y Palestina ha sido asolada con ataques a la población civil, bloqueos de ayuda humanitaria, cortes de energía y de agua potable, y tantos muertos al grado de que en sólo dos semanas el número de palestinos asesinados ya es superior al registrado en los últimos 15 años, según datos de Naciones Unidas y autoridades palestinas

Tanto Israel como Hamás han cometido crímenes de guerra según la ONU, que desde el 10 de octubre comenzó investigar a través del Consejo de Derechos Humanos violaciones cometidas por ambos bandos y en perjuicio de la población civil. 

La letra muerta de Ginebra

El Convenio de Ginebra es el acuerdo que se invoca cada vez que hay una guerra. Aprobado el 12 de agosto de 1949 por la Conferencia Diplomática para Elaborar Convenios Internacionales, busca proteger a la población que se encuentra en medio de una batalla, como una expresión del derecho internacional.

“El derecho internacional humanitario engloba los principios y normas que regulan los medios y métodos de combate, así como de la protección de la población civil, los combatientes enfermos y heridos y los prisioneros de guerra”, apunta la ONU.

“Algunos instrumentos jurídicos de importancia clave son, entre otros, los Convenios de Ginebra relativos a la Protección de las Víctimas de los Conflictos Armados Internacionales de 1949 y dos protocolos adicionales de 1977, firmados bajo el auspicio del Comité Internacional de la Cruz Roja”. 

Sin embargo, en la guerra de Israel es letra muerta. 

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Ambos bandos han incurrido en violaciones de acuerdos internacionales y se acusan mutuamente de haber cometido crímenes de guerra, mientras que organizaciones de la sociedad civil como itisapartheid, que condena la ocupación israelí de Palestina, documenta 28 violaciones de Israel a  resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. 

De acuerdo con la ONU, un crimen de guerra es una acción ilegal o un conjunto de acciones que violan el derecho internacional humanitario. Un crimen de guerra es intencional y ocurre en momentos de conflictos armados. 

Para Naciones Unidas un crimen de guerra puede dividirse en varias categorías. Hay crímenes de guerra que se cometen en contra de personas que requieren protección, como lo son los civiles o los heridos. También están los que impiden los esfuerzos humanitarios de operaciones de paz como las que realizan los Cascos Azules y el uso de métodos de guerra prohibidos. 

Un crimen de guerra, explica Naciones Unidas, se comete cuando se rompen la Convención de Ginebra, la Convención de La Haya, de 1899 y 1907, y el Estatuto de Roma, de 1998. 

Para Marco Sassoli, académico de la Universidad de Ginebra y experto en derecho internacional, el ataque de Hamás al festival de música Supernova es un ejemplo de un crimen de guerra. “La guerra siempre es inhumana, pero si se respeta el derecho internacional podría ser menos inhumana”, dijo a France 24.

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En tanto, del lado palestino acusan que el ataque a población civil por parte de Israel es un crimen de guerra. Incluso la Cruz Roja Internacional señaló que poner bajo fuego a la población civil de Gaza y en un estado de sitio es contrario al derecho internacional.

“Negar explícitamente el acceso de la población a alimentos, agua y electricidad no es compatible con el derecho internacional humanitario”, señaló

Hasta el 19 de octubre, el Ministerio de Salud de Palestina contaba 3 mil 785 muertos y 12 mil 493 heridos en Gaza, de las personas asesinadas por el fuego israelí mil 525 eran niños y niñas, mil eran mujeres y 120 eran ancianos.

“Estamos presenciando en tiempo real decenas de crímenes de guerra. Es urgente el cese inmediato del fuego”, advirtió en entrevista para MVS Noticias el coordinador regional de Tejiendo Redes Infancia, Juan Martín Pérez García.

“La constante es que en estas guerras, los niños, niñas, mujeres y personas jóvenes son los más afectados”.

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Sin embargo, el internacionalista Jorge Bravo, de la Universidad Nacional Autónoma de México, nos comentó que los crímenes de guerra rara vez alcanzan una sentencia, pues las investigaciones son costosas, complicadas y pueden llevar muchos años.

Como ejemplo nos mencionó la sentencia de 50 años de cárcel al ex líder de LIberia, Charles Taylor, por los crímenes cometidos en Sierra Leona en la década de los noventa.

El juicio a Taylor se prolongó y apenas en 2012 recibió castigo. “El problema con el derecho internacional es que es muy lento”, nos dijo.

“Ataques no vinieron de la nada”

El martes pasado, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, pronunció un discurso en el que condenó el ataque de Hamás ocurrido el 7 de octubre, sin embargo consideró que este no fue un acto fortuito o intempestivo

Al solicitar la protección de los civiles en la guerra entre Israel y Hamás, Guterres dijo estar preocupado por las violaciones del derecho internacional humanitario cometidas en la Franja de Gaza.

Ante el Consejo de Seguridad de la ONU, compuesto por 15 miembros, el secretario general de ese organismo recordó que la guerra tiene reglas, empezando por el principio fundamental de respetar y proteger a los civiles.

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“Es importante reconocer también que los ataques de Hamás no ocurrieron en el vacío. El pueblo palestino lleva 56 años sometido a una ocupación asfixiante”, dijo. “Pero los agravios del pueblo palestino no pueden justificar los atroces ataques de Hamás. Y esos atroces ataques no pueden justificar el castigo colectivo del pueblo palestino”.

El pronunciamiento de Guterres fue seguido del reclamo de Israel, que pidió la dimisión del secretario general por considerar que justificaba los ataques de Hamás. El embajador de Israel ante la ONU, Gilad Erdan, calificó el discurso de Guterres de “chocante”.

Sin embargo, Guterres rechazó las acusaciones y dijo que sus declaraciones fueron tergiversadas

“Estoy consternado por las tergiversaciones que algunos han hecho de mi declaración como si estuviera justificando los actos de terror de Hamás. Eso es falso. Fue todo lo contrario”, dijo. “Creo que es necesario aclarar las cosas, especialmente por respeto a las víctimas y sus familias”.

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Mientras tanto, la ayuda humanitaria para la población palestina llega a cuentagotas y está sujeta a los designios de Israel. 

Esta situación ha llevado a la ONU a advertir que su equipo está en riesgo de seguir proporcionando ayuda humanitaria, pues se le está agotando el combustible para sus operaciones. 

“Si no se recibe combustible en Gaza, la UNRWA se verá obligada a reducir significativamente y, en algunos casos, a paralizar sus operaciones humanitarias en toda la Franja de Gaza. Las próximas 24 horas son muy críticas”, dijo.

Israel se ha negado a permitir la entrada de combustible con los envíos de ayuda, argumentando que Hamás podría incautarlo.

El derecho internacional está siendo desafiado y la población civil sigue sufriendo.

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