“Hasta encontrarte”: La promesa de Karla de escarbar fosas hasta encontrar a su hermano

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I

Hallar

En el patio de una casa en Irapuato, Guanajuato, Karla Martínez y otras buscadoras del colectivo Hasta Encontrarte, pican concreto, cavan, escarban la tierra y encuentran alrededor de veinte bolsas de basura llenas de restos humanos en descomposición; huesos, dientes, uñas, extremidades sueltas. Transmiten en vivo, informan del hallazgo; rezan el Padre Nuestro. 

Es cinco de junio del año 2023 y la escena es tan oscura como la luz de las nueve de la noche, hora en la que el video se hace viral por el mundo: 61,000 reproducciones, 1,500 comentarios, 141 veces compartido. 

Ocho días después del video, Cuestione visitó a Karla Verónica Martínez Jiménez, más conocida como La Hulk Jiménez, en un lugar privado de Irapuato. La buscadora sostiene un pico en sus manos y nos cuenta la historia de la herramienta; con ella ha localizado 136 restos humanos en fosas clandestinas. 

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Karla busca a su hermano desaparecido en Irapuato, Guanajuato, y su historia de desaparición es la de 110,951 mexicanas y mexicanos también desaparecidos y no localizados en México entre el primero de enero de 1962 y el 19 de junio del año 2023 para un total de 61 años de impunidad. 

Las cifras que reporta el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) triplican el número de desaparecidos durante la dictadura argentina aunque los periodos entre ambos conflictos son distintos. En Argentina, todavía existen más de 30,000 personas no localizadas en 7 años de dictadura entre 1976 y 1983 de acuerdo con información de las Abuelas de la Plaza de Mayo, mientras que en México hay 110,951 desaparecidos en 61 años

Del mismo modo, otros conflictos de orden global no superan la cifra de desapariciones forzadas en México aunque ocurren en periodos de tiempo más cortos y en países declarados en guerra. Siguiendo con América Latina, la dictadura chilena, desapareció a 3,400 personas durante 17 años.

En el ámbito internacional ocurre lo mismo: aunque los más de 100,000 desaparecidos no localizados en México corresponden a más de seis décadas, superan el número de desaparecidos no localizados de países con conflictos bélicos como Yugoslavia y Libia. En Yugoslavia, la guerra de los Balcanes que se desarrolló entre 1991 y el año 2001, hizo que en diez años desaparecieran 34,700 personas y el conflicto armado en Libia desapareció a 20,000 personas en un conflicto que se extendió seis años entre el año 2014 y el 2020.

El número de desaparecidos no localizados en México equivale a llenar once veces el Auditorio Nacional de la Ciudad de México.

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II

Jugar, desaparecer

Hace 27 años, Karla, de ocho años de edad, y su hermano Juan Valentín de diez, juegan al “bote pateado”. Se esconden para que cualquier amigo haga de buscador y los encuentre en una calle cualquiera del barrio Los Presidentes en Irapuato, Guanajuato. 

Llenan un tarro de tierra, lo avientan a la nada y mientras el objeto cae al pavimento, el buscador camina de espaldas de los hermanos Martínez Jiménez que corren a esconderse. Karla es la menor; tiro por viaje la encuentran en el juego del escondite.

¡Un, dos, tres por Karla! se le metió a la niña en la memoria. Entonces Juan Valentín, su hermano mayor, tomaba seguido el turno de su hermanita; era su manera de protegerla y jugar con ella. 

Pasa más de una década. Karla Verónica y Juan Valentín crecen, se independizan y continúan siendo cercanos. 

Hermanos compinches de la vida y “muy compas” hasta el 18 de febrero del 2020, el día que la delincuencia organizada los separó. Karla contó a Cuestione la historia que la convirtió en una desenterradora de huesos en fosas clandestinas. 

Karla lleva en la piel la historia que la convirtió en buscadora de personas en fosas clandestinas. Foto: Margarita Solano

Los brazos de Karla tienen tatuajes de la vida, la muerte, un reloj, una promesa. Se ve ella dibujada con una pala escarbando, su hermano llegando al cielo con otros desaparecidos que suben una escalera. 

Más cerca de la muñeca de Karla se observa el tatuaje de un reloj con el tiempo detenido a las 4 de la madrugada, la hora en la que su hermano Juan Valentín fue desaparecido. Más allá, cerca del antebrazo, está escrita la promesa de su hermana y del colectivo que fundó en Irapuato: “Hasta encontrarte”.  

El juego de niños de esconderse y buscarse se convierte en la pesadilla de adultos para Karla, que ahora tiene 35 años; su hermano mayor, el mismo que le enseñó a leer, a dividir y a jugar a las escondidas, aparece hoy en la lista de los 3,520 desaparecidos no localizados en el estado de Guanajuato entre abril del 2018 y septiembre del 2022. Así lo contabilizó el Colectivo Proyecto de Búsqueda en un recuento extraoficial.  

III

La Hulk Jiménez; escarbar, su súperpoder 

Ver a Karla Verónica escarbar la tierra con picos y palas durante diez, doce o quince horas ininterrumpidas en cerros, patios de casas, lotes baldíos, fosas clandestinas, es ver a Hulk, el superhéroe verde de las caricaturas cargando bloques de piedras. 

“No es fácil quedarse sin hermano de la noche a la mañana” afirma y sonríe por primera vez en hora y media de entrevista. El apodo de La Hulk Jiménez que le han puesto sus amigas también buscadoras, se le atribuye a la fuerza con la que desentierra huesos; todo en búsqueda de su hermano todavía desaparecido.

¿Cómo se convirtió en buscadora?

A las cuatro de la madrugada del 18 de febrero del 2020 el celular de La Hulk timbró y timbró con insistencia. Por lo regular dejaba el teléfono en silencio pero esa noche fue atípica. Al responder la llamada le avisan que acaban de entrar a la casa de su hermano y su papá. Hombres armados se llevaron a Juan Valentín en una camioneta. 

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“Y empecé a manejar a casa de mi papá lo más rápido que pude (…) y justo entrando al boulevard empiezo a llorar y pienso que ya no voy a volver a ver a mi hermano”, y se le mete a Karla el llanto en las pupilas.

Al llegar a casa, la hermana se asoma al cuarto de Juan Valentín y está intacto, salvo por su teléfono celular que tampoco aparece. Marca al número, da línea, vuelve a marcar, le cuelgan. Baja las escaleras, se encuentra en el camino con la mascota de su hermano, un perrito color algodón que no alcanzó el ritmo de la camioneta veloz que se llevó a su dueño. 

“Un testigo me dice que entró un grupo de personas, bajó con mi hermano, lo golpearon con una cacha de pistola y se lo llevaron”. 

También puedes mirar la historia de Karla en el siguiente video documental:

Video documental con la historia de Karla La Hulk Jiménez, elaborado por Cuestione.

La hermana llega a la Fiscalía de Irapuato. Hasta ese momento La Hulk albergaba un poco de confianza en las autoridades: “yo espero que pase como en las películas, que hagan un despliegue operativo, que salgan miles de patrullas a buscar a mi familiar”, pero no ocurrió así y la poquita esperanza se esfumó como su hermano esa madrugada de invierno.

Desde las 5 de la mañana y hasta la 1 de la tarde, Karla tomó la valentía de Hulk para estar en la Fiscalía respondiendo pregunta tras pregunta sobre su hermano desaparecido, sus amigos, los tatuajes, su rutina. 

Abrió la cuenta de Facebook de Juan para mostrarle sus tatuajes a las autoridades y notó que la fotografía de su hermano se encontraba circulando en la página de desaparecidos Irapuato junto a más de trescientos y tantos rostros de irapuatenses en la misma situación. 

“Yo voy todos los días a preguntar con la fotografía de mi hermano al Servicio Médico Forense (SEMEFO) y ya ni siquiera me querían atender. — No hay nada, nosotros te hablamos, — me decían y te sientes como una molestia. ¿Cómo te explicas que le estás dando una molestia a alguien que tiene que hacer su trabajo?”, nos cuenta.

La Hulk Jiménez es una hermana buscadora de 1.60 metros de estatura, cabello a rape, robusta. Su vestimenta parece la de una trabajadora de la construcción; botas de suela magra, pantalón beige con bolsillos laterales, camisa negra de mangas cortas y una gorra. Aunque se aprecia la fortaleza en cada uno de sus movimientos y palabras, al relatar su historia La Hulk tiene el dejo de la orfandad en la mirada. 

“Si no lo estás buscando tú lo voy a buscar yo pero yo lo tengo que encontrar, lo voy a encontrar” y de ahí surgió la promesa que Karla se tatuó en el brazo y escribió al WhatsApp de su hermano, inactivo desde el día de su desaparición: “Si no es en esta vida es en otra pero de que te encuentro te encuentro”.

IV

Buscar, vivir, morir 

Escarbar la muerte en cualquier parte de México es exponer la vida. Así de intenso como los 41 grados de temperatura al mediodía en Irapuato, son las amenazas que recibe Karla por teléfono; la intimidan por WhatsApp, la persiguen vehículos desconocidos “y conocidos también”. Porque en México la muerte ronda bajo tierra y por encima de ella también. 

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El 14 de noviembre del 2022, María Carmena Vázquez fue asesinada en el municipio de Abasolo, Guanajuato. Integraba el colectivo de Personas Desaparecidas en Pénjamo y buscaba a su hijo, Osmar, de 21 años, desaparecido desde junio. Además de Carmena, el colectivo de búsqueda ya había reportado el asesinato de Ulises Cardona Aguilar, Francisco Barajas y Rosario Zavala Aguilar; todos buscaban a sus familiares desaparecidos en cementerios clandestinos.

Matar por buscar a sus desaparecidos es ver a la violencia pegar dos veces. Entre diciembre del año 2010 y noviembre del año 2022, 17 buscadoras y buscadores que ya habían perdido a sus familiares desaparecidos, fueron asesinados en su intento por encontrarlos, de acuerdo a las cifras del Consejo Nacional Ciudadano del Sistema Nacional de Búsqueda de la mano con reportes periodísticos. 

En ese contexto, hay una frase que Karla repite en sus transmisiones en vivo una y otra vez mientras enseña bolsas de basura, huesos, cráneos, dientes, muertos: “No buscamos culpables, no buscamos responsables” y se lo dice abiertamente a la delincuencia organizada y a las autoridades porque en tres años y medio de búsqueda no distingue quiénes son los buenos o los malos; es una súplica personal y colectiva de sobrevivencia. 

“La decimos repetidamente porque queremos seguir buscando, que nadie nos pare, no quiero que nos limiten, no quiero que nos maten por estar buscando a nuestros familiares”. 

Los detalles que ofrece Karla sobre sus hallazgos o “positivos” – como los llaman – a esa comunidad que la observa ansiosa desde Facebook en cada transmisión es la diferencia entre encontrar o no a un desaparecido que nadie más busca; “el cielo dentro del infierno”, explica la buscadora. Pero no todo el mundo celebra el uso de la tecnología, algunas autoridades locales se atreven a decirle al colectivo de buscadoras de Hasta Encontrarte que “les falta mucha preparación en técnicas forenses”

“Y obviamente, Karla no nació para esto”, les responde con determinación Hulk Jiménez. “Karla no quería hacer esto pero lo tengo que hacer a mis alcances y a mis posibilidades” explica la buscadora que actualmente estudia derecho porque quiere defender a las víctimas de desaparición forzada. 

V

“Yo también”

Hay dieciséis buscadoras del colectivo Hasta Encontrarte listas para una nueva búsqueda en campo en un cerro por allá lejos donde otra irapuatense les dijo que podrían encontrar más huesos. Todas buscan a sus desaparecidos y un par de ellas que ya encontraron a los suyos, también se suman en la búsqueda de los demás. Tienen playeras rosadas y azules, de espaldas se lee en ellas: “Buscar para vivir, vivir para encontrar, nos volveremos a abrazar”.

“Soy Yadira, mi hijo estaría cumpliendo hoy 25 años (…) desapareció un 5 de enero del 2022 y lo encontraron el 5 de abril del mismo año, apareció en bolsas negras, al parecer fueron golpes los que lo mataron a él”, cuenta una buscadora. 

“Soy Erika y busco a mi papá Rodrigo que desapareció el 12 de junio del 2020. Entraron hombres armados a su domicilio y lo sustrajeron”, revive la mujer también del colectivo.

“Soy Luz Gabriela y buscaba a mi hermana. Ella desapareció el 8 de noviembre del 2022, se la llevaron unos hombres armados de la comuna 18 y apareció en mayo del 2023. Miro sus tatuajes, mi hermana no tenía cabeza ni un brazo y se la estaban comiendo los perros”, dice Luz.

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En el año 2010, explica a Cuestione Arancha García Soto, socióloga y activista de derechos humanos española, el Derecho Internacional aprobó que las víctimas de desaparición forzada no son sólo las personas dadas por desaparecidas sino también sus familiares: las mamás, hijas, hijos, hermanas, que sufren afectaciones en sus proyectos de vida en la ausencia de un ser querido. 

“Estas afectaciones son económicas, sociales, mentales, físicas y legales”, cuenta la psicóloga que acompaña a víctimas de desaparición forzada en Bosnia, Colombia, España y otros lugares. Como ejemplo de las secuelas por la ausencia de un ser querido “están las rupturas familiares, los estigmas que sufren los familiares en el vecindario o en la comunidad, los costes económicos que supone la búsqueda, las pérdidas, la angustia, la tristeza, las enfermedades asociadas”. 

“Es responsabilidad de los estados, del Estado donde la persona ha sido dada por desaparecida, garantizar los derechos de las familias para responder a estos impactos”, enfatiza Arancha.

El primer derecho de los familiares que tienen desaparecidos en sus hogares es el derecho a la verdad. Las familias, señala la psicóloga, deben conocer cuáles fueron las circunstancias de la desaparición forzada, cómo marchan los procesos de búsqueda y la suerte final de su desaparecido, incluida la recuperación de los restos. Está también el derecho a la información, el derecho a la participación, el derecho al acompañamiento psicosocial, a la reparación del daño, a la memoria, la justicia, la protección y a la no repetición, detalla Arancha García.  

En el caso de Irapuato, las buscadoras no tienen garantía de ningún derecho.

VI 

Irapuato huele a muerte 

Desde 2018 Guanajuato, el estado donde está Irapuato, ocupa de manera ininterrumpida la primera posición como el estado en el que el crimen organizado asesina a más gente. FOTO: Margarita Solano

Irapuato es uno de los 2,469 municipios de México de acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) y aparece en el mapa territorial como el  dibujo de una ficha de rompecabezas. 

El paisaje de Irapuato es seco, lleno de plantíos, fábricas boyantes de lado a lado de la carretera y violencia, mucha violencia. 

Desde 2018 Guanajuato, el estado donde está Irapuato, ocupa de manera ininterrumpida la primera posición como el estado en el que el crimen organizado asesina a más gente “y nadie habla de su violencia, escribe Eduardo Guerrero Gutiérrez en El Financiero.

El conflicto criminal, detalla Guerrero Gutiérrez en su columna de opinión ¿Por qué nadie habla de la violencia en Guanajuato?. Ahí cuenta que la violencia ha golpeado a Guanajuato sobre todo a las clases populares. “Los ataques y enfrentamientos se han ensañado con los barrios pobres dentro de núcleos industriales, en particular en Celaya, Irapuato y Salamanca”. 

Dos fuentes locales que prefieren guardar el anonimato, relatan a Cuestione de forma extraoficial que el Cártel de Jalisco Nueva Generación y el Cártel Santa Rosa de Lima, se disputan en Irapuato en particular, la lucha por el huachicol y la venta de drogas. “El CJNG tiene el control de la droga en el estado y el de Lima le sabe al huachicol. El problema es que desde el 2018 en adelante, los de Jalisco también quisieron ser parte del negocio de la venta de gasolina ilegal”.

Guanajuato tiene cinco municipios entre los 50 más violentos de México; León, Celaya, Irapuato, Apaseo el Grande y Salamanca. De acuerdo con el informe de Seguridad Pública presentado por Rosa Icela Rodríguez, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, durante el mes de mayo del año 2022 en Guanajuato se presentaron 299 homicidios dolosos, un promedio de casi 10 asesinatos diarios. 

Entre mayo del año 2021 y mayo de 2022, se incrementaron los homicidios en Irapuato, de 94 en el 2021 subió a 102 en el 2022. 

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A puerta cerrada, la buscadora Karla reconoce que hay un patrón entre varios desaparecidos no localizados de Irapuato; llegan hombres armados a las casas, se llevan familiares, hacen una llamada desde el teléfono de la víctima a sus familiares sin decir nada antes de desactivar por completo el teléfono celular y los entierran en bolsas de basura en patios, cerros… en fosas clandestinas. La mayoría de los cuerpos aparecen cercenados y cuando una varilla como la de Karla pica las profundidades del subsuelo, muchas veces huele a muerte.

VII

El 137

Es un martes caluroso del 2023. Karla, Yadira, Erika, Luz Gabriela, todas las buscadoras de Hasta Encontrarte se citan en un lugar público de Irapuato para ir a buscar en un cerro a otros desaparecidos. Una señora les marcó por teléfono para darles la ubicación donde podrían hallar más huesos.

Cada una ha comprado su propia herramienta forense; una pala, un pico, un colador para cernir dientes, uñas, los huesos más pequeños. Llevan también varillas para hundirlas en medio del concreto, guantes, cubrebocas, agua. La mayoría dejó su trabajo para buscar decidiendo “dejar todo por el todo”, agrega Karla. 

Montadas en una camioneta rosada que les ha prestado el municipio, se alejan las buscadoras con una temperatura de 41 grados que juega en su contra y que hace parte de una ola de calor que ha matado ríos, reses y sembradíos de fresas en Irapuato. Va detrás de ellas una patrulla de la policía estatal y tres policías mujeres con pasamontañas para “cuidarlas”.

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Antes del viaje, Karla cierra los ojos. Imagina que Juan Valentín la escucha en algún lugar de Irapuato, recuerda que es su turno de buscarlo y encontrarlo, como en “el bote”. Se le mete el llanto por las pupilas, la esperanza también, le habla.

“Quiero que sepas que te extraño mucho, que si estoy haciendo lo que estoy haciendo es porque quiero volver a verte. Tú me conoces, sabes como soy y sabes que no voy a parar hasta no encontrarte hermano… me duele mucho que no estés conmigo, tú sabes que no te olvido, que no te voy a dejar solo y que voy a buscarte Hasta Encontrarte porque te lo prometí, me lo prometí y eso es palabra de chapulín”.

Este martes 13 de junio del 2023, el colectivo de búsqueda transmite en vivo. La señora que las llamó para darles la ubicación del cerro tenía razón, encuentran más huesos, es el de otro desaparecido localizado, el número 137, tampoco es Juan. 

Y entonces la promesa de Karla toma más vigencia que nunca… “Hasta encontrarte”.

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