La imagen de una mujer tirada en el piso y con el seno derecho inflamado tan grande como un balón de basquetbol, morado y con pus saliendo por el pezón, casi a punto de reventar, es el primer mensaje que aparece en el canal de Telegram de un grupo de mexicanos antivacunas.
La fotografía viene acompañada de un texto: “¡Senos inflamados después de AstraZeneca, probablemente necesitan ser amputados! Los médicos diagnosticaron una trombosis grave en los senos. Existe el riesgo de necrosis con la posible extirpación de mamas. ¿Qué más tiene que pasar?”
Mensajes como este son acompañados de imágenes que comparan pasaportes nazis para judíos durante la Segunda Guerra Mundia con pruebas de vacunación para viajar, videos de negacionistas de España y hasta tienen canciones en contra de la vacunación COVID-19.
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El uso de cubrebocas es otra cosa que condenan en el chat del grupo y en el canal de Telegram -con 7,750 suscriptores- de Mexicanos por la Verdad y en la página de Facebook de Abogados por la Verdad México .
Para conocer cómo operan estos grupos y cuál es su agenda, entramos en chats y grupos de Facebook, donde diariamente se difunden noticias falsas y opiniones no especializadas.
En Facebook, el discurso antivacunas es reforzado por entrevistas al vicepresidente de Abogados Por La Verdad México. Su nombre es Alfonso Ortiz, y en uno de los videos compartidos en la red social aparece como orador en un mitin de Mexicanos por la Verdad frente al Juzgado Séptimo de Distrito, en Naucalpan.
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Con lentes oscuros y un traje negro, el hombre critica los amparos concedidos para que menores de edad accedan a la vacuna contra la COVID-19.
Citando una versión de enero de la Política Nacional de Vacunación contra el Coronavirus en México, el abogado argumenta que las vacunas todavía se encuentran en fase experimental y pueden representar riesgos… pero sin dar mayores evidencias.
“Las vacunas que están en desarrollo son catalogadas como de emergencia y su evidencia sobre eficacia clínica y la evidencia de inmunogenicidad y sobre todo de seguridad es muy limitada”, dijo.
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Un secretario de Salud ¿antivacunas?
Por eso, cuando en su comparecencia ante la Cámara de Diputados el pasado 26 de octubre el secretario de Salud, Jorge Alcocer, declaró que no vacunaría a sus nietos, la publicación de esta noticia en esa página de Facebook generó 382 reacciones, 35 comentarios -muchos de ellos apoyando al funcionario- y fue compartida 279 veces.
En otro podcast que se distribuye en los canales de Telegram y en redes sociales, el vicepresidente de Abogados Por La Verdad México describe cómo se involucró en el movimiento.
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“Nos damos cuenta que la Organización Mundial de la Salud obtiene su financiamiento, no de los gobiernos, sino lo están obteniendo de particulares, que son los propietarios de los laboratorios, que están propugnando por la vacunación en todo el mundo. Esto es un conflicto de intereses a todas luces. No hay que ser un genio para darse cuenta. Los laboratorios le están diciendo a la Organización Mundial de la Salud: oye, recomienda mis vacunas”, dijo en una entrevista para el podcast “Despierta en Consciencia”.
“Hemos estado impulsando información para que la gente desconfíe de la fuente oficial”, agregó.
Para el antropólogo social Elías Vargas, de la Escuela Nacional de Antropología, los grupos de este tipo recurren a la post verdad para justificar sus posiciones, que suelen ser una mezcla de teoría de la conspiración e información pseudocientífica.
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“Utilizan un falso discurso libertario en el que tratan de colocar la libertad individual por encima de todo, pero su información es sesgada”, nos dijo.
El grupo antivacunas coordina movilizaciones y campañas de volanteo en todo el país a través de estas redes sociales, en las que comparte información no verificada y niega la pandemia de COVID-19 -a la que llama “plandemia”-, que hasta el momento ha dejado 5,017,528 muertes en todo el mundo, de acuerdo con datos de la Universidad Johns Hopkins.
“El quédate en casa ayudó a la destrucción de la economía, a los despidos y quiebras de pequeñas y medianas empresas, sirvió para instaurar el teletrabajo, las compras por internet las reuniones en línea, con el objetivo de tenernos bajo la lupa, en constante vigilancia con nuestros propios teléfonos y computadoras. Claro que sirvió el encierro, todo planeado y no hay marcha atrás”, dice Mexicanos por la Verdad en su canal de Telegram donde difunde acciones.
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Y aunque la vacunación contra la COVID-19 no es obligatoria en México, a pesar de que el artículo 408 de la Ley General de Salud contempla la obligatoriedad en casos de una epidemia grave, en esos canales se distribuye un “amparo” en caso de que compañías exijan certificado de vacunación a los empleados… por si las dudas.
Movimientos antivacunas, una teorías de la conspiración y política antisistema
De acuerdo con José Ramón Orrantia Cavazos, quien forma parte del Programa Universitario de Bioética de la UNAM, hay que distinguir entre la oposición a las vacunas y los movimientos antivacunas.
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El experto explicó a Ciencia UNAM que si bien la resistencia a la vacuna puede venir de personas que simplemente tienen dudas sobre estas medicinas y las evitan, los movimientos antivacunas son colectivos organizados que generalmente también externan una posición política, además de tener un discurso en el que asoman teorías de la conspiración.
“Se trata de organizaciones más estructuradas que tienden a creer teorías de la conspiración, difundir información falsa y mezclar sus argumentos con posturas políticas”, explicó.
El experto señaló a la UNAM que los movimientos antivacunas que iniciaron en el siglo XIX se relacionan principalmente con la clase trabajadora, que veía a las vacunas como una forma de control de su cuerpo por parte del Estado.
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En México, explicó, la resistencia a la vacunación viene desde la oposición a los gobiernos de Porfirio Díaz, y más tarde, de Plutarco Elías Calles.
“El hecho de que fuera obligatorio vacunarse generaba una resistencia enorme a recibir la inmunización. Durante el gobierno de Calles, los movimientos antivacunas se unieron al boicot al gobierno de este presidente por las leyes que limitaban los privilegios de la Iglesia”, señaló.
En México ya le tienen más miedo a los asaltos que a la COVID-19
Aunque es difícil saber qué tanta influencia puede tener un grupo de este tipo más allá de sus afiliados, una encuesta de Mitofsky publicada el pasado 2 de noviembre revela que actualmente un 45.1% de los entrevistados tiene más miedo a los asaltos que a contagiarse de la COVID-19. En febrero pasado 41.4% temía al coronavirus, por debajo del temor a ser víctima del delito.
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En cuanto a la vacunación, el sondeo revela que 56.8% considera que es necesario recurrir a un tercer refuerzo de las vacunas antiCOVID, mientras que solamente el 7.2% considera que esa es una estrategia de las farmacéuticas para hacer negocio.
Para Malaquías López, académico del Departamento de Salud Pública de la UNAM, la influencia de los grupos antivacunas es mínima, sin embargo, no deben ser ignorados.
López incluso propone una acción más directa por parte de la Academia y las autoridades, que deberían desmentir a estas organizaciones, pues a su parecer quienes pagan las consecuencias de este tipo de narrativas son las mismas personas que las propagan.
¿Es necesario que intervenga el Estado para contrarrestar la influencia de estos grupos?
