Con un tono triunfalista, el comisionado para la Seguridad en Michoacán, Alfredo Castillo, aseguró en los primeros días de 2015 que lo que quedaba de los cárteles de Los Caballeros Templarios y La Familia estaba sin capacidad de operación.
En su balance, tras un año al frente de la Comisión para la Seguridad y el Desarrollo Integral en el estado de Michoacán, Castillo afirmó que la estructura financiera de los cárteles quedó desarticulada, dos de sus líderes abatidos y Servando Martínez, alias La Tuta, escondido y sin ningún margen de maniobra.
“La situación que vive el estado es diferente a la que hubo hace un año, pese a quien le pese”, dijo.
Durante la administración de Enrique Peña Nieto los esfuerzos contra los cárteles de la droga se concentraron en Michoacán, luego de la aparición de grupos de autodefensa comandados por José Manuel Mireles, Hipólito Mora y Estanislao Beltrán Papá Pitufo, campesinos de la región de Tierra Caliente que se opusieron al cobro de piso por parte del cártel.
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Sin embargo, a pesar de las afirmaciones de Castillo, La Familia ha resurgido y nuevamente ocupa titulares de noticias.
En el último mes uno de sus líderes, Rigoberto de la Sancha Santillán, alias El Payaso, y 9 de sus sicarios fueron linchados en la comunidad de Texcapilla, en Texcaltitlán, Estado de México; un ataque del cártel con drones y explosivos en Buenavista, en Guerrero, dejó al menos 15 personas muertas y 15 más desaparecidas, y seis personas más fueron asesinadas durante una agresión de La Familia contra un palenque en Petatlán, también en Guerrero.
Bautizo de sangre
El surgimiento y la evolución de grupos criminales en México han marcado hitos sombríos en la historia del país. Uno de los más notorios es La Familia Michoacana, cuya trayectoria ha dejado una huella de violencia y terror a lo largo de los años.
La Familia Michoacana tuvo sus raíces en el estado de Michoacán, donde inicialmente se formó en 2006 como un grupo de autodefensa local.
El grupo criminal anteriormente era conocido como el Cártel del Milenio y surgió en medio de la lucha contra el Cártel del Golfo y Los Zetas por el control del narcotráfico en la región. Sin embargo, con el tiempo, La Familia Michoacana evolucionó de un grupo de autodefensa a una organización criminal con sus propios intereses y agenda, enfocado sobre todo a la extorsión, el secuestro y el tráfico de metanfetaminas.
El nacimiento de La Familia fue sangriento. A las 01:00 horas del 6 de septiembre de 2006, una veintena de sujetos armados entró a la cantina Sol y Sombra, en Uruapan, Michoacán, lanzando tiros al aire.
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Luego de amenazar a las personas que estaban ahí, vaciaron el contenido de unas bolsas negras de plástico que llevaban consigo. En la pista de baile rodaron cinco cabezas humanas.
Antes de retirarse, el comando dejó un mensaje: “La Familia no mata por paga, no mata mujeres, no mata inocentes, se muere quien debe morir, sépanlo toda la gente, esto es justicia divina”.
Este acto marcó un nuevo hito de violencia entre los grupos criminales en México. Así comenzó la violenta disputa en Michoacán entre La Familia y Los Zetas.
Un cártel infundado con misticismo
Lo que distinguió a La Familia Michoacana de otros cárteles fue su pretensión de ser una organización con principios morales y éticos. Se proclamaron como defensores de la comunidad y afirmaron buscar el bienestar de la sociedad. Sin embargo, sus acciones rápidamente desmintieron esta retórica.
“La Familia fue orgullosamente regionalista y afirmó haber ganado el apoyo del público en el occidente de Michoacán, donde de alguna manera, durante su apogeo, el grupo actuó como el Estado de facto. La Familia resolvería las disputas locales, proveería empleo, y haría trabajo social. Empleando en ocasiones el lenguaje de una insurgencia política o de una cruzada evangélica. Así el grupo ganaría cientos de reclutas en unos pocos años”, indica un reporte de InSight Crime.
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Según el informe Mexico: Organized Crime and Drug Trafficking Organizations, desde su formación y hasta 2010, La Familia cobró notoriedad por su uso extremo de la violencia, sus tácticas militares aprendidas de Los Zetas y las donaciones, obras y servicios que realizaba para comunidades rurales en un intento de proyectar una imagen de benefactores.
En noviembre de 2010 el grupo delincuencial pidió tregua al gobierno mexicano y en enero de 2011 anunció su disolución luego que su líder fundador, Nazario Moreno González El Más Loco, fue presuntamente abatido en diciembre.
El gobierno de Felipe Calderón jamás mostró el cuerpo. El vocero presidencial, Alejandro Poiré, aseguró que el capo estaba muerto, pero que sus restos habían sido recuperados por un comando criminal.
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Sin embargo, el líder de La Familia no estaba muerto. Siguió operando y creó una nueva organización del crimen organizado llamada Los Caballeros Templarios, que permanece activa, aún cuando El Más Loco fue abatido (ahora sí) durante un enfrentamiento con la Policía Federal en Tumbiscatío en 2014.
El cártel que, como su fundador, resucitó
De acuerdo con el Servicio de Investigación del Congreso de EU, células remanentes de La Familia todavía están activas y obtienen recursos a través del narcotráfico, el secuestro y la extorsión -como te contamos en esta nota– principalmente en los estados de Guerrero, el Estado de México y el área conurbada de la Ciudad de México.
Reportes indican que el cártel tiene una fuerte presencia en municipios del sur del Estado de México como Tejupilco, Luvianos, Tlatlaya, Texcaltitlán, Temascaltepec, Coatepec Harinas, Zumpahuacán, San Simón de Guerrero, Tenancingo, Atlacomulco y Villa Guerrero.
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Según un reporte del Instituto Baker para Estudios Políticos, La Familia y sus células en la región de la Tierra Caliente mantienen alianzas ya sea con el Cártel de Sinaloa o con el Cártel Jalisco Nueva Generación.
En esa zona que comprende los estados de México, Guerrero y Michoacán las condiciones de inestabilidad comenzaron a agravarse en 2022, al grado que el Departamento de Agricultura de EU suspendió la importación de aguacate, luego que uno de sus inspectores fue amenazado por un grupo criminal.
Pero La Familia apareció nuevamente en escena cuando en marzo de 2021 agentes de la Policía y la Fiscalía Estado de México fueron emboscados en el municipio de Coatepec Harinas. Los policías y fiscales realizaban un patrullaje cuando una célula de La Familia los acribilló con un saldo de 13 oficiales muertos y tres heridos.
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En esa ocasión las autoridades descubrieron que los agresores se llevaron las armas de los agentes. Éstas fueron encontradas más de un año después, cuando agentes estatales se enfrentaron con criminales que se refugiaban en una casa de seguridad en Texcaltitlán. El saldo de esa refriega fue de 11 delincuentes abatidos, 3 heridos y 10 detenidos. Ahí las autoridades confiscaron vehículos, municiones, equipo táctico y confirmaron que algunas de las armas en poder de los sicarios eran de los agentes asesinados en Coatepec Harinas. También hallaron un mono disfrazado de sicario, quien murió con su dueño. Aunque con nuevos dirigentes, el cártel de La Familia está activo y nuevamente opera en la región que lo vio nacer.
